La arquitectura al desnudo

En mi recorrido de experiencias relacionadas a la fotografía y al audiovisual, pocas veces me he encontrado con algo que exalte mi atención como sucedió con este registro. Y la pregunta que surge a raíz de eso es: ¿Por qué? ¿Qué es lo que hubo acá y que en otros lugares no?

Luego de reflexionar, caí en la cuenta de que lo que estaba viendo frente a mí era un proceso creativo que difería, en cierto modo, de otras experiencias -y sobre todo de otras experiencias más ligadas al audiovisual-. Viniendo de estos ámbitos, generalmente cuando observamos fotografías de arquitectura, solemos ver que son obras ya terminadas y con un lineamiento estético en el diseño de interior marcado para resaltar o embellecer aún más el lugar. Y definitivamente estamos ante un proceso creativo culminado.

En cambio, acá fue lo contrario. Lo que pude observar y capturar con la cámara era algo más íntimo, porque no sólo era visualizar toda una estructura en hierro, si no también la proyección de una o más personas de lo que pronto sería su nuevo hogar, y todo lo que eso conlleva. Es decir, lo que vi fue la gestación de una obra que encerraba un sueño, un deseo. Y creo -de creer-, que eso es algo que no se aprecia tanto a la hora de visualizar un proyecto terminado, porque en estos últimos la estética prima por encima de la esencia. Entonces, al poder observar y capturar estos proyectos, terminé apreciando más la arquitectura al desnudo. Porque debajo de todas las capas que constituyen una casa, hay un mundo mucho más ligado a lo emocional, donde la persona y el arquitecto ponen todo de sí (tanto física como materialmente) para poder concretar un sueño.

Fotográfo Francisco  Andreotti